Dios cambio mi vida me la lleno de colores pese a las circunstancias que vengan, El me llena con Su gran amor por mí, porque soy su princesa bendecida por el y el es mi Padre siempre cuidará de mí y siempre estaremos juntos, porque con Dios todo, sin Dios nada, lo demás que haga fila.
Fue una vida llena de inseguridades, negativismo, me faltaba motivación creer en mi misma, por muchos miedos encontrados desde niña que no podía digerir eran como la oscuridad que me acompañaba todos los días que no me daba paz en mi corazón siempre estaba llena de tristeza, sentía que algo me faltaba que no comprendía muy bien que era, trataba de llenar mis vacíos haciendo sonreír a otros pero cuando estaba sola no lo podía evitar, yo sentía que necesitaba de Dios para sanarme para que cambiara mi corazón, después que hice la confirmación me invitaron a pertenecer a un grupo Juvenil muy activo en mi pueblo donde siempre estábamos en convivencias, asistíamos a los retiros que nos invitaban.
Luego de graduarme conseguí trabajo en otra Provincia en Veraguas, ya no podía participar porque viajaba cada quince días, bueno con el deseo de encontrar alguna Pastoral o movimiento para participar, pero al tener dos años de trabajar, me sacudió la vida con un gran dolor, la pérdida de mi abuelo mi figura paterna, se me había ido, mi centro, era mi motor por llegar a Aguadulce, sentí que se había ido un pedacito de mí, me mortificaba saber que ya no lo volvería a ver, desde ese entonces mi tristeza fue más notoria. Un día una amiga me dice que fuera a la Capilla de las Palmeras para que hablara con el Padre Alexander, y un día fui a conversar con él, le decía que la tristeza que me invadía por la pérdida de mi abuelo era difícil para mí, no lo podía evitar, él me dijo palabras muy sabias que me llenaron y pude comprender tantas cosa, una de ellas que tenía que dejarlo ir y que el siempre estaría en mi corazón, ahí nunca morirá. A partir de ese día inicie viendo los días con otros ojos.
Inicie asistiendo a las adoraciones los jueves en la Parroquia San Juan no me perdía una, porque ahí sentía una paz inexplicable, también asistía a los conciertos católicos que hubieran con el interés de ocupar mi mente y sentirme bien, así trataba de buscar poco a poco a Dios para que me fuera fortaleciendo, y un día me invitaron a un Cursillo, que lo que más me llamo la atención fue cuando Wanda me dijo: Yari allí vas a tener un encuentro con Dios, eso me impacto me lo imagine de tantas formas y le dije que si asistiría y como quería compartir mi alegría le dije también a mi amiga que fuéramos a ese bello encuentro y asistimos ese año 2010, empezó mi vida a cambiar y a tomar otro rumbo que no lo quiero cambiar por nada.
Como la vivencia de cursillo impactó mi vida:
Cursillo es el mejor regalo que Dios me ha podido regalar, volví a nacer de nuevo, Soy una mujer nueva, renovada Jesús me mostro Su amor y puso su mirada en mí, me quito las telarañas que estaban en mi mente, que no me dejaba avanzar desde muy a dentro de mi ser, me mostro su gran amor por mí, El me prometió que no me dejaría sola, su amor es incondicional, ahora que lo conozco no me quiero apartar jamás de él, tengo un gran compromiso con él y es serle fiel, ser mejor persona cada día, siempre estar junto a él agarrada de su mano, tengo la misión de ayudarle a salvar Su reino en ese sentido de servirle, ser testimonio de verdad desde mi corazón, cursillo impacto mi vida porque me enseño activar tres patitas mi piedad a no dejar de orar a Dios desde que me levanto hasta que me acuesto ser agradecida, con todo lo que tengo, todo lo que soy, lo que está por venir porque todo lo se debo a él, por medio de la oración, haciendo el rosario, tomando cursos espirituales, escuchando el evangelio, rezando el ángelus, la otra patita el estudio, leyendo diariamente el evangelio haciendo mi análisis diario y compartiéndolo con el hermano, ilustrándome con libros católicos que ilustren mi mente con conocimiento que me ayudaría al crecimiento espiritual, poco a poco podre lograrlo para tener más formación, por ultimo el accionar cada día con mi prójimo sin ver a quien. Lo importante en mantenerse en modo ayuda siempre que necesiten sin dar una excusa porque tenemos que imitar a Jesús como Él nos enseña, en ser desprendido preocuparnos con el hermano, me contagio con la alegría que puede darle a otro cuando les ayudo, es una satisfacción bonita.
¡DE COLORES!